miércoles, febrero 28, 2007
Babel.
Pero lo que separa a Babel de películas, como por ejemplo, Crash, con la que comparte forma y fondo (el miedo en nuestros días), es que su manipuladora colección de casualidades responde finalmente a una pluralidad de respuestas, pronunciadas en multitud de lenguas vivas (y muertas), para un número infinito de culturas; mientras, que por su parte, la de Haggish devenía en respuesta única y simplista bajo el espejismo ilusorio de esa misma pluralidad en sus interrelacionadas historias. El director de Amores Perros ha filmado con Babel el colofón a una trilogía sobre el dolor marcada por la reescritura en clave moderna de la tragedia griega a través de la narrativa fracturada. Pero su último trabajo posee una diferencia fundamental con las dos anteriores, es políglota no por necesidad sino por vocación, es decir que pese a la tortura que inflinge a sus personajes es profundamente esperanzada.
Babel es universal, salta de continentes, cambia de idioma y vuela por los aires cualquier tipo de fronteras gracias a un terrorismo visual que inyecta oxígeno a la imagen en una época inevitablemente falta de libertad. Su descarnado relato confluye la peripecia vital de sus personajes en un punto de múltiples lecturas y muchas más direcciones bajo un axioma inviolable: el único modo de escapar a eso que llamamos miedo, es a través del amor y del verdadero dolor. Algo que comparten todas las culturas hablen la lengua que hablen.
La Estética Man Ray
Yo creé a dadá cuando era niño y mi madre me zurraba. Yo podría proclamar que soy el autor de dadá en Nueva York”. Así se expresaba Man Ray (Filadelfia, 1890; París, 1976) en un texto para el catálogo de la gran retrospectiva de dadá en Düsseldorf que aparece reproducido en su autobiografía, titulada Autorretrato. Y de hecho, en lo fundamental, y a pesar de su progresiva asimilación con el surrealismo, puede decirse que Man Ray mantuvo su espíritu dadaísta hasta el final de sus días. El carácter combativo y provocador del movimiento dadá se ajustó perfectamente a la personalidad inquieta, individualista y un tanto contradictoria de Man Ray. Quien llegaría a ser uno de los principales responsables de la toma en consideración de la fotografía como arte, publicó un famoso opúsculo con el rotundo título de La fotografía no es un arte. Preguntado años después si seguía manteniendo esa opinión, respondió que había revisado un poco su actitud, llegando a la conclusión de que “el arte no es fotografía”. Probablemente sea esa actitud irónica y aparentemente distanciada, plagada de afirmaciones provocadoras, la que mejor defina no sólo su personalidad, sino también su trayectoria artística y la posición que ocupó en la vanguardia artística de la Europa de entreguerras. Su afán de experimentación y búsqueda había dado comienzo ya en Nueva York, sobre todo a raíz del descubrimiento del arte de vanguardia europeo en el Armory Show en 1913, y de su encuentro con Marcel Duchamp en 1915, con quien iniciaría una amistad y una colaboración que duraría el resto de sus vidas. En esa época inició una intensa militancia dadaísta y comenzó a aplicar nuevas técnicas en su trabajo, como sus pinturas aerógrafas, en las que colocaba objetos y plantillas sobre el lienzo que luego rociaba con pintura, o el método del cliché-verre para hacer impresiones de dibujos hechos directamente sobre el negativo. Y sobre todo empezó a utilizar la cámara para fotografiar objetos construidos, o descontextualizados y separados de su función originaria gracias al pie de foto (como la famosa imagen de la batidora de huevos titulada Mujer); objetos que después siguió realizando a lo largo de casi toda su vida, y a los que llamó “objetos de mi afecto”. Toda esta evolución iniciada por Man Ray en Nueva York encontraría su caldo de cultivo perfecto en el París de los años veinte.
De hecho, el núcleo fundamental de la obra fotográfica de Man Ray, y sus principales aportaciones al medio, tuvieron lugar de manera casi inmediata en Francia, a lo largo de apenas dos décadas: desde 1921, año de su llegada a París, hasta 1940, cuando vuelve a Estados Unidos forzado por la ocupación alemana. De este periodo son precisamente la mayor parte de las 84 obras reunidas en la exposición Luces y sueños, que puede verse ahora en Madrid tras haber visitado Girona y Valencia. Con el atractivo añadido de que la inmensa mayoría de las copias expuestas son vintages, primeros tirajes realizados por el propio autor o, en caso de ser posteriores, controlados por él mismo. En esta selección se encuentran casi todos los aspectos de su obra: el desnudo femenino, uno de sus temas predilectos; la fotografía de moda, de la que fue sin duda el gran renovador; su intensa y prolongada relación con Marcel Duchamp; sus autorretratos y los excelentes retratos que le dieron fama e impulsaron su carrera; la estrecha relación con sus modelos femeninos, en este caso con la bailarina mulata Ady Fidelin, que también fue su pareja durante unos años; el interés por los procedimientos técnicos ligados a la fotografía sin cámara, como sus conocidos rayogramas; su interés por los objetos banales y cotidianos, así como por los objetos construidos –“objetos de mi afecto”–, y su atracción por el ajedrez, tanto por la geometría del tablero como por las posibilidades de desarrollo formal de las piezas del juego, de las que llegó a diseñar y vender varios modelos.
Sus trabajos en exterior se limitaron prácticamente a tomar registro de su vida personal, de viajes y fiestas o de su círculo de amigos. Destacan entre estas imágenes, por su intensidad e interés, las que tomó en los veranos de 1936 y 1937, en Mougins y Antibes, de los encuentros y reuniones de un extraordinario grupo formado por Picasso y Dora Maar; Paul Éluard y su mujer, Nusch (con quien además realizó algunos de sus mejores desnudos); Roland Penrose y Lee Miller (que había sido su ayudante y amante algunos años antes), o Max Ernst, entre otros. Imágenes que reflejan fielmente la atmósfera creativa, libre y desinhibida en la que se desenvolvían.
Man Ray fue ante todo un fotógrafo de estudio, de taller, para el que la manipulación en el laboratorio, el reencuadre, la ampliación o el retoque eran elementos esenciales. Su interés primordial se dirigió hacia la ampliación del mundo de lo visible, hacia la exploración de la visión interior, propiciando la aparición de lo irreal y lo extraño, de lo fantasmagórico; la modificación de la identidad de las cosas, la irrupción de lo real poetizado. Para él, “el fotógrafo es un explorador maravilloso de los aspectos que nuestra retina no registra nunca. (…) He tratado de plasmar las visiones que el crepúsculo, la luz demasiado viva, su fugacidad o la lentitud de nuestro aparato ocular sustraen a nuestros sentidos”. Precisamente por eso, uno de los elementos que más destacan de su obra es la amplia gama de procesos que empleaba para manipular la imagen: como la rayografía (la colocación de objetos tridimensionales en el papel fotográfico que luego se expone a la luz), la solarización (entrada de luz en el negativo durante el proceso de revelado, que provoca que los contornos aparezcan muy contrastados y las formas representadas se conviertan casi en siluetas), la exageración del grano de la imagen, las distorsiones, las sobreimpresiones o las fragmentaciones a través de la ampliación de detalles. De hecho, una de sus principales obsesiones era cómo conseguir restar realismo a la imagen, lo que le llevó a fracturar la realidad, a crear escisiones, capaces de provocar nuevas asociaciones, significados y sensaciones.Pero lo verdaderamente destacado es que reunió y desarrolló todos estos procedimientos, que ya eran conocidos, pero aplicándolos de una manera diferente y con arreglo a un programa estético y creativo radicalmente nuevo, y sobre todo que consiguió introducirlos rápidamente y de un modo tremendamente eficaz en el ámbito de la fotografía comercial: la fotografía de moda, la publicidad y el retrato. Revistas como Bazaar, Vogue o Vanity Fair dieron entrada a esa nueva forma de mirar. En ese momento, la fotografía se hizo verdaderamente consciente de la importancia de la página impresa, y viceversa. Así, la obra de Man Ray no sólo supuso un avance definitivo en la consideración de la fotografía como un medio artístico autónomo, sino que también influyó poderosamente en el uso comercial y mediático de la imagen con sus nuevas referencias estéticas.
Lo curioso y significativo es que durante toda su vida deseara, por encima de todo, ser pintor, y finalmente fuera reconocido como fotógrafo. Él mismo describe, con cierta acritud, esa paradójica situación en la madurez de su trayectoria, poco antes de volver de nuevo a Francia en 1951: “A un pintor convertido en fotógrafo se le perdona fácilmente, pero un fotógrafo conocido, como era yo, que se convierte en pintor, aunque algunos lo reconozcan como pionero, siempre será mirado con recelo”.
Man Ray fue un personaje complejo que consiguió conciliar aspectos tan difíciles de equilibrar en su momento como la pintura y la fotografía, la experimentación y la actitud vanguardista con el uso comercial de la fotografía y su difusión en las revistas de moda de la época, la vida bohemia de artista con su condición de fotógrafo de la buena sociedad y su enorme facilidad para moverse en diversos círculos sociales, y manteniéndose, al mismo tiempo, neutral ante las diferentes querellas y divisiones que surgieron entre las filas de la vanguardia.
El epitafio que figura sobre su tumba en el cementerio de Montparnasse resume bien su compleja postura y posición artística: “Unconcerned but not indifferent”, que se podría traducir como “no implicado, pero tampoco indiferente”, o aún mejor, y como reflejo también de su postura vital, “despreocupado, pero no indiferente”.
Fuente: Elpais.com
Coldplay En Buenos Aires
La envergadura del acontecimiento, probablemente Coldplay es la banda con más renombre del 2000 para acá, no fue de la mano con la dimensión que se le dio en los medios aunque esto probablemente se deba al hecho de haber actuado en un lugar muy pequeño como el "Teatro Gran Rex" de la calle "Corrientes". Apenas unas críticas de sus shows en Chile, algunos comentarios de una polémica conferencia de prensa y las crónicas lógicas de un acontecimiento musical, nada extraordinario.
Llegamos al teatro alrededor de las 20:30, allí esperaban en la puerta unas quinientas personas, en su gran mayoría de un entorno de entre 20 y 35 años, y con una platea femenina importante (todos vestidas como si fueran a "levantarse" a Martin) para lo que se ve generalmente por esta parte del mundo.
Con mucha tranquilidad y un publico indiferente se presentó la banda local "Brian Storming" (si Brian, no Brain).
Uno a veces se pregunta en que piensan los organizadores de estos eventos cuando contratan a los teloneros, pero sinceramente, una banda que no pegaba para nada con Coldplay. Para que se hagan una idea, imagínense a una banda que tiene influencia de cosas como Portishead siendo teloneros de la banda de Chris Martin... no hay mucho mas que decir. A esto súmenle que el sonido era realmente bajo y el publico ni siquiera notó cuando dejaron de tocar. En otro entorno podría criticarlos, así es imposible.
Sobre las 22:00 se apagaron las luces, y ensordecedor griterío incluido, los ingleses dieron comienzo al show con "Square One", con Chris sentado detrás de Jon Buckland y moviéndose al mejor estilo “Rainman”, cosa que no pararía de hacer en todo el concierto y que si bien es raro transmite mucha energía.
“Politik” hizo estallar el lugar y hacer que todos los que estaban presentes se pararan de sus asientos de inmediato y hasta el final del concierto, un temazo en el disco y una obra maestra en directo.
Y llegó “Yellow”, y ese fue el momento en que todos los que estábamos en ese lugar nos dimos cuenta de lo privilegiados que éramos.
Estábamos viendo a una banda que es muy criticada, que se mueve entre el amor y el odio, que tiene limitaciones musicales, pero que tiene algo que no se compra en ningún lado ni se aprende en ningún conservatorio, Coldplay tiene alma. “Yellow” fue uno de esos momentos en un concierto en que nadie ve a la banda, todos levantan la vista y cantan al cielo… “Look at the stars…”.
Así fueron cayendo uno a uno los hits de la banda, que son muchos para solo tres discos, siendo los puntos altos (dentro de un panorama muy alto) “Talk”, “The Scientist”, “FIx You” y “Til Kingdom Come”. Esta última fue interpretada en un costadito del escenario, en las escaleras que llevan desde la platea al sector “súper pullman”, con un solo micrófono para los cuatro, lo que hizo que la gente guardara el mayor silencio posible y genero un clima que solo había visto en los conciertos de U2 cuando interpretaban “Please”. Fue un silencio de admiración.
Engancharon esta canción con una susurrante versión de “Love Me Tender” de Elvis Presley, que no hizo más que hacer estallar el lugar.
Dejo aparte “Clocks” porque creo que esta canción debe ser tratada como se merece, como la canción más representativa de esta década. Y fue sublime, una versión idéntica al del dvd de Toronto, pero con la urgencia que transmite una actuación en un lugar pequeño. Excelsa.
Y así llegamos al final. Entre la emoción y la exaltación, todos guiados por un cantante con una voz suave pero con gran carisma y entrega, y una banda conocedora de sus limitaciones pero sólida.
Que el guitarrista suena mucho a Edge ? Que Martin utiliza los mismos clichés que Bono ?
Sí, pero lo que transmiten vale mucho más que lo que puedan tomar de U2, más allá de las evidentes diferencias cualitativas.
Volví a Montevideo escuchando el “X&Y”, ahora me gusta un poco más este último disco de los que (por popularidad) serán los “sucesores de U2”.
SET LIST:
Square One
Politik
Yellow
God Put a Smile Upon Your Face
Speed of Sound
Trouble
Sparks
Daylight
White Shadows
The Scientist
Til Kingdom Come (acústico)
Love Me Tender
Clocks
Talk
Swallowed By The Sea
In My Place
Fix You
SalU2, Super yo !
U2 en Santiago, 26/02/2006. Un año del concierto de mi vida.
Junto con mi amigo de toda la vida, Jesús, llegamos a Chile el sábado al mediodía, aprovechando la tarde libre recorrimos el "Santiago turístico" y confirmamos lo bella que es. Espacios verdes en conjunto con edificios muy modernos, en perfecta combinación con los más antiguos y esa cordillera que te enamora con solo levantar la vista. Santiago me subyugó de tal forma que no pensé en el concierto en prácticamente todo el día, y luego de recorrer alguna zona de pubs en la noche para comer de manera opípara, nos fuimos a dormir para esperar el gran día.
El domingo llegamos al Estadio Nacional apenas pasado el mediodía y ya teníamos por delante una fila de aproximadamente dos mil personas para la tribuna Andes. Tres horas más tarde, con corridas de por medio para encontrar el mejor lugar posible (esa tribuna no tenía asiento numerado) entramos al recinto, dos horas después (5:30 PM) el estadio ya estaba completamente lleno y con una euforia pocas veces vista.
Varios cánticos y juegos mataron el tiempo, desde peleas cantadas entre las tribunas hasta cantos por Chile (Chi Chi Chi, le le le, VIVA CHILE !), y otros tantos por la banda. Todo esto bajo un cielo totalmente cubierto y con lloviznas temporales que para nada amedrentaban al público.
Sobre las 8:10 subieron a escena Franz Ferdinand y dieron un set corto (unos 55 minutos) pero sumamente energético y divertido. Todo el estadio acompañó cantando, saltando y aplaudiendo de tal manera que los FF regalaron sonrisas, gritos y alguna que otra palabra en español.
En ese momento de la noche llego la real ansiedad, luego de FF el estadio sucumbió en un silencio nervioso que realmente se podía escuchar. Silencio que fue interrumpido por la ovación que recibió la llegada del presidente Lagos y la presidente electa, Michelle Bachelet (primera mujer en asumir este cargo en Chile).
Por fin llegó lo esperado, se apagaron las luces y se escucharon gritos histéricos de los cuatro costados del estadio, al mejor estilo de los conciertos de los Beatles en el Hollywood Bowl. Luego del "Everyone", "City Of Blinding Lights" dio el puntapié inicial a una noche llena de puntos altos. Con todo el estadio saltando (cuando digo todo el estadio me refiero a todo el estadio) y cantando era imposible no emocionarse, hasta el propio Bono se reía con Edge mostrando una gran alegría. Es que era imposible no ser feliz con ese marco. Inmediatamente se sucedieron una avalancha de temas que transformó al show en un relojito, es decir, desde "Vertigo" hasta "The First Time" el show es perfecto, cosa que creo en los anteriores legs no era tan así y se notaba cierta desconexión hasta la parte de "Love And Peace". Contribuye muchísimo para que esto sea así que la utilización de la pantalla sea más frecuente (casi en todas las canciones) y los gráficos en la misma están mejorados con respecto a la gira europea.
Volviendo al principio del show, "Vertigo" y "Elevation" fueron cantadas a todo pulmón y algunas veces el canto del público era tal que tapaba la voz de Bono.
"Until The End Of The World" volvió en este leg para quedarse, con imágenes en blanco y negro en la pantalla (con sucesión de números incluida), la canción está revitalizada, con un Edge saltando y corriendo por las pasarelas.
Con el famoso grito de guerra de su introducción fue recibida "New Year's Day" y palmas en la mitad de la canción, con Bono sobre el final diciendo "For a new Chile". Así comenzamos la misa, un "Haven't Found" muy intenso, además quiero destacar de esta canción la voz de Bono, sencillamente excepcional...
A nivel de clásico de todos los tiempos cayó "Beautiful Day", cantada como un himno para que llegara el turno de "The First Time", que fue interpretada acústicamente como lo venían haciendo últimamente. Ambas canciones con la bandera de Chile en manos del "enano irlandés", al mejor estilo de una ceremonia religiosa. Homenaje a "papá Hewson" incluido, comienza "Sometimes You Can't Make It On Your Own"... "Para mi padre, Bob", finalizando con un abrazo al aire sumamente emotivo que derretía al más helado.
La parte "bélica" es idéntica a la europea, con el único agregado de encender una bengala en una de las dianas, para que minutos después haga la pantomima de la tortura durante "Bullet The Blue Sky".
Párrafo aparte para la respuesta del público a "Sunday Bloody Sunday", otra de esas canciones en las que Bono prácticamente gritaba, aunque nunca logró que los fans no lo dijeran más fuerte que él y ya sobre el final del tema invito a un niño de unos 12 años a subir al escenario. Luego de preguntarle su nombre (Ricardo) Bono le pidió que gritara el famoso "No More", cosa que hizo con muchísimo miedo pero logró pasar el trance.
Para "Miss Sarajevo" Bono nos deja la habitual nota sostenida que me gustaría compararla con la del concierto de Roma, que en mi opinión, había sido la mejor interpretación de la parte de Pavarotti.
"Pride", "Streets" y "One" fueron de otro planeta y aquí me permito decirles que nunca vi un estadio reaccionando así ante U2, jamás. Desde los "oh oh oh", el momento en que apareció la bandera chilena y los celulares encendidos de "One" con Bono dejando cantar a la gente una buena parte de la primera estrofa, agradeciéndole a Lagos y Bachelet bajo otra ensordecedora ovación. Ya con los aplausos en "Streets", Bono dijo que los malos espíritus que una vez hubo en ese estadio ya no podían estar más, es cierto, los ahuyentamos gritando y ojalá que los bastardos que los trajeron alguna vez queden callados para siempre.
El "bis" se desarrollo al igual que en el resto de Sudamérica, es decir, "Zoo Station"/"The Fly"/"Mysterious Ways"/"With Or Without You", con la particularidad de Bono subiendo dos chicas al escenario ("Mijitas Ricas") sobre el final de "Mysterious Ways", las muchachas lo encerraron y bailaron alrededor de él hasta el final. El real problema se presentó durante "With Or Without You" donde Bono tuvo que escoger entre una de las dos para desarrollar la performance de la canción, mientras que la otra quedó de lado, si bien al final se llevó un beso de consuelo.
Al finalizar la mejor balada de todos los tiempos Bono se despide con un nunca los olvidaremos, pero ahora lo raro, y al mismo tiempo lo que demuestra que la banda lo estaba pasando de puta madre, EDGE Y ADAM TAMBIÉN SALUDARON.
En ese momento de la noche pensé, si quisieran podrían terminar ahora mismo y estaría perfecto, sería uno de los shows de mi vida, pero como siempre U2 me regala algo más. Aparece sobre el escenario Bono con un charanguito junto a Edge, explica que Lagos le regaló el instrumento y que él iba a entregárselo a alguien que realmente tuviera diez dedos, y sí, se lo regaló a Edge.
Casi me desmayo, de hecho creo que casi todo el estadio estuvo a punto de desmayarse, cuando veo a Edge tocando el típico instrumento "andino" y a Bono cantando "Mothers". Creo que, sin miedo a equivocarme, puedo afirmar que todos los que estábamos allí sabíamos que en ese momento vivíamos un momento histórico de un concierto histórico. Ojos llenos de lágrimas aparte, "Yahweh" sirvió para empezar a despedirse del público y "All I Want Is You" dio punto final a un concierto memorable.
Conclusiones muchas, imágenes y sonidos que surcan mi cabeza también, pero sòlo quiero hablar de emociones, emociones que me hace sentir esta banda.
Desde acordarme de mis amigos en "Streets", hasta sentir que el amor de mi vida no estaba a mi lado pero todo mi corazón era para ella en "All I Want Is You".
Señores, los ví en los legendarios "Popmart", pude ver al Papa en Roma (los vi en Dublín tres días), pero nunca imaginé que en ese estadio rodeado de montañas sentiría que el corazón se paraba, sólo para seguir sintiendo.
El concierto de mi vida.
SET LIST:
01. City Of Blinding Lights
02. Vertigo
03. Elevation
04. Until The End Of The World
05. New Year's Day
06. I Still Haven't Found What I'm Looking For
07. Beautiful Day
08. The First Time
09. Sometimes You Can't Make It On Your Own
10. Love And Peace Or Else
11. Sunday Bloody Sunday
12. Bullet The Blue Sky
13. Miss sarajevo
14. Pride (In The Name Of Love)
15. Where The Streets Have No Name
16. One
17. Zoo Station
18. The Fly
19. Mysterious Ways
20. With or Without you
21. Mothers Of The Disappeared
22. Yahweh
23. All I Want Is You
SalU2, Super yo.
Clap Your Hands Say Yeah. La "sensación" Indie.
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Clap Your Hands Say Yeah es la "banda sensación" de la escena alternativa neoyorquina en este momento, pero la calificación de sensación puede ser tomada de dos maneras.
La primera, y la más lógica, seria pensar en el impacto que ha tenido su música en el circuito alternativo y relacionarlo con la expectativa que genera este segundo disco.
La segunda interpretación esta basada en el pensamiento que surge al ver los excelentes movimientos comerciales de la banda, movimientos que delatan que la postura "Indie" puede ser solo eso, solo una pose, o quizás sea mejor negocio ser "anti-multinacional".
Luego de vender 300.000 copias de su primer disco la banda recibió una oferta de una multinacional, pero prefirieron el camino independiente encargándose de todo el aspecto administrativo de la banda lo que incluye la producción, distribución de sus discos, tours y prensa.
Sean Greenhalgh (baterista de la banda) dijo recientemente en declaraciones a The New York Post que la razón fue “más económica que cualquier otra cosa. Ganamos más dinero haciendo las cosas por nuestra cuenta que lo que ganaríamos con un sello“.
El artículo cuenta que la banda recibe U$S 6 y 7 por cada disco, sin embargo las bandas afiliadas a multinacionales ganan "solo" 1 dólar por disco vendido, lo que demuestra lo inteligente de la decisión de "Claps Your Hands" y la avaricia de las discográficas.
Mas allá de posturas y rótulos esta actitud tomada por una banda pequeña es lo mas cercano a una supuesta rebeldía que vemos en estos días, salud por ellos.
Eso si, parece que los dueños de las revistas que critican música (y que viven de ensalzar cualquier basura que la industria les tire) no gustaron del muy disfrutable "Some Loud Thunder".
Con una producción que denota la intención de "sonar" lo mas directos posible, y que si bien gusta en el principio puede llegar a cansar sobre el final, el disco se escucha como si estuvieses en una pequeña sala de ensayo con ellos, saturando los parlantes a tal punto que el control del volumen se hace imposible.
Dejando de lado esta búsqueda por la saturación de los muchachos, el disco suena fresco de principio a fin.
Todo comienza con la tensionante "Some Loud Thunder", un tema que siempre sonara preciosamente mal pero que refleja las intenciones del resto del álbum aunque he de reconocer que cierto acercamiento a los "Strokes" me generó serias dudas sobre si acabaría gustándome o no.
Si bien se extraña cierta inocencia que transmitía el primer álbum, el disco se desarrolla entre canciones que calzarían perfectamente en un disco de los "Animals" ("Emily Jean Stock"), temas que recuerdan al primer "Bowie" ("Yankee Go Home", "Five Easy Pieces") o a los "Talking Heads" ("Goodbye To The Mother And The Cove"), pero todo cubierto por la extraña y desafiante voz de Alec Ounsworth.
Cabe destacar un extraño toque "Wilco" en algunas canciones ("Arm And Hammer") que llama bastante la atención.
Pero no todo son lindas influencias y buenas canciones, algunos casos como la insufrible e inteligible "Mama, Won't You Keep Those Castles In The Air And Burning" o la interminable "Five Easy Pieces" demuestran por qué siguen siendo una promesa.
Lo dicho, un buen disco "indie" (ninguna maravilla) con una producción objetable.
Canciones recomendadas:
"Love Song No. 7"
"Satan Said Dance"
"Underwater (You And Me)"